(Sin Nombre)

En la esquina de Hugo.

El 2024 puede definirse como el año de la “bistronomización” de la CDMX. Y, este nuevo establecimiento llega a cerrar este año de la mejor manera, con todos los fundamentales de un bistró sin la necesidad de servir cocina francés. Sin necesidad de definir o encasillar el concepto con alguna etiqueta pero tirándole más a lo italiano. El restaurante “sin nombre” en la esquina de Hugo viene con una propuesta deliciosa, con amor al producto, a la convivencia, al buen gusto y al compartir.

El menú es sencillo y al grano. Tuvimos la oportunidad de llegar con mucha hambre 5 personas, lo cual nos permitió pedir casi, todo el menú. Comenzamos con Pan y Aceite para apasiguar el hambre y echar a andar los jugos gástricos. Pedimos el prosciutto di San Daniel acompañado de melón, platillo clásico y fresco. Las ensaladas, la panzanella, el atún con alubias y los calamares al grill deliciosos. Pero, las ganadoras de las entradas fueron las Sardinas Agrodolce con hinojo braseado, sublimes.

Posteriormente, pedimos las tres pastas que están en el menú. Mi favorita personalmente fue Maccheroni all’Amatriciana de las mejores pastas de la ciudad. Los Ravioli también estaban muy chidos, pero no se si estoy sesgado por mi amor especial a la salvia. El Spaghetti all Nerano me gustó? Sí, pero quizás no es mi sabor favorito el dulce cuando se trata de pastas (esa es mí opinión).

De fuertes, sumamente bien ejecutados todos. Los ganadores de la noche a mi gusto, fueron El Chuletón de Cerdo con salsa verde y las Polpette de ternera con puré de papa, lo que les cuente es poco, me encantaron. Si van varios, los demás igual están buenísimos. Pidan todos (y ambas guarniciones) y déjense de pichicatos.

De postre: PIDAN EL TRES LECHES!

Felicidades al equipo conformado por Isabel Catillo, Thierry Chouquet y Michael Crespo y toda su tropa (perdón si me faltó alguien en mi investigación) y gracias por hacer proyectos bien curados, bien cuidados, bien pensados y que aún recién abiertos parece que llevan ahí toda la vida. Le pongan o no nombre, volveré una y otra vez. Bye.

Provecho.

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