A diferencia de Santiago mi primo, a mí sí me gusta Oaxaca y mucho.
El pasado fin de semana fui a Oaxaca centro por el matrimonio de unos familiares y esto fue todo lo que comí: (resumido)
Casa Oaxaca con platillos OG de antaño y emplatados de banquetera, se defiende como ñ”el papá de los pollitos” y con mucha razón, muy rico. Honor a quien honor merece. Luego fuimos a la tienda Marchanta por un Cafecito. Esa misma noche de jueves fuimos a Crudo, ahora en un formato distinto que la primera vez que lo conocí hace 4 años, que era un pequeño lugar de 6 sillas mano a mano con su creador. Hoy, tiene 3 formatos omakase con el chef Ricardo, barra de nigiris a la carta y omakase en barra grande. La verdad no fue mi mejor experiencia, los sabores y la creatividad son extraordinarios, sin embargo me faltó comida, mucha. Quizás no es para mí y si para gente de fuera.
A la mañana siguiente despertamos con ganas de pan y visitamos una ventanilla en donde saben lo que hacen, Onnno panadería, deliciosa. De ahí nos pasamos al ahora famoso, Bodaega en su nueva ubicación, también muy sabroso. Para comer el día de las madres nos lanzamos a Alfonsina. Oda a la relación madre e hijo, tía Elvia y Jorge (el moles) te reciben en esta, su (ex) casa. Con platillos bien logrados, sabores explosivos, fue mi experiencia favorita del viaje quizás. Increíble sazón, ambiente, concepto, proyecto, etc.
En la tarde, el cerdo de mi primo nicholas me llevó a Empanadas del Carmen porque “nos las topamos” dice. Buen producto local. La cultura de comida golosa de calle es fuerte por ello, fuimos a Esquites en el parque frente al hotel, dorilocos con elote y sal de chapulín, delicioso. Paseando por Santo Domingo para bajar la comida, escuchamos una guitarra y una voz angelical que no cesaban, era don Zenón en Los amantes mezcaleria. Entramos, bebimos, bebimos, bebimos convinimos y disfrutamos hasta que el estómago nos echó el llamado nocturno. Después de 6 horas en dicho establecimiento, se armó la callejoneafa hacia el mítico Lechoncito de oro. Una orden con chicharrón salseados, una torta y una tostada. Moco escurrido, corazón contento. Ahí junto u por no dejar fuimos a Tlayudas libres doña Martha. Está parada fue meramente para hacer las paces con dicho platillo y creo que se logró. Después de una espera de 30 minutos y una novia un tanto enfadada, llegó mi deliciosa tlayudas acompañada de chorizo y tasajo (del suave) que me hizo reconciliarme con ellas.
A la mañana siguiente y para consentir a mi señora, fuimos a Onnno lonchería. Un establecimiento hermoso con mucha onda y mucha sazón. Habrá quien le tire hate al avotoast y esa corriente, pero aquí el desayuno aestheric lo hacen muy muy bien. Gran café demás. A la hora de la misa me lance a Tacos del Carmen alto ya que andaba un tanto aburrido (No le digan a patrick mi primo). Después boda no se comió nada más.
A la mañana siguiente, con los pies hinchados y el cuerpo deshidratado fuimos a San Diego en Mercado de la merced, por su plato especial san Diego y un tamal muy atm. Para cerrar el viaje ya de noche y cansado, fuimos a una esquina que mi primo el chef Adrián Marcó definió como “el paraíso” en esta esquina de encuentram el pozole Chefinita y Tacos el amigo. Ambos sirven pozole de cabeza de cerdo o res, ambos enrollan sus taquitos de este mismo relleno y los sudan en la vaporera para que se selle la tortilla en su sudor. Deliciosos, exquisitos, volvería? Si, si volvería. A Oaxaca ? Si una y mil veces! Con Santiago? Si, tendrá que cambiar esa visión de este hermoso pueblo que no ha hecho más que defender y difundir su cultura, regalándonos joyas de insumos, usos, costumbres, platillos y cocineros.
Santiago, dale otra chance. Ponle fecha…
#anuncio ya salió el primer capítulo de la guía Domingo en su versión audiovisual en YouTube les dejo el link
Fotos, videos, y demás de comida del Viaje, en nuestro perfil de alvvvvvvv